Rutas y Paseos por Prádena del Rincón

Situada en el noreste de la Comunidad de Madrid, entre el puerto de Somosierra y el macizo de Ayllón.

Los cuatro kilómetros de esta senda rodean la Dehesa Boyal de Prádena, donde se puede encontrar encinas, rebollos, pinos y fresnos. También en el entorno se encuentra ganado vacuno en todo el recorrido recorrido.

Este recorrido discurre alrededor de la Dehesa Boyal de Prádena del Rincón, donde nos encontraremos con encinares, rebollares, pinares repoblados e incluso fresnos. Podremos distinguir las huellas que el paso de las carretas ha horadado en la roca.

Atravesaremos los Prados Puente Linares junto a unas ruinas de majadas. Los melojos, entre los linares sombrean este recorrido, marcan los linderos y forman setos vivos.

En la Dehesa Boyal, poblada por un denso matorral de rebollos y arces de Montpelier muy ramoneados por el ganado, encontraremos un descansadero de ganado, donde los pastores aprovechaban para que éste repusiese fuerzas y pastar unos días, antes de continuar su camino.

En primavera podremos encontrar estas praderas salpicadas de vistosas peonías que proporcionan un purpúreo colorido.

Ruta rodeando prados y dehesas.

La cañada de las merinas es un camino vinculado a la trashumancia. Cañadas, cordeles, veredas y coladas eran los caminos y pasos históricos que utilizaban los rebaños, principalmente ovinos, en su permanente viaje norte-sur en busca de pastos frescos.

El ecosistema que predomina es el de la dehesa boyal donde se entremezclan los prados de pastos con pequeños bosquetes de diferentes especies de árboles y arbustos. Esta cañada rodea prados y dehesas, con abundantes cantuesos y botoneras. Encontraremos dos abrevaderos que utiliza el ganado, situados en lugares frescos y con sombra que nos invita a detenernos.

Desde el camino veremos unas ruinas de tinados, un gran establo con tejado únicamente de canales y paredes de piedra seca, una panorámica de la sierra y del valle del Lozoya y amplias praderas de manzanilla, tomillos y cantuesos. Terminaremos rodeando el Cerro de la Cabeza, para llegar a un descansadero de ganado y al área de interpretación de la trashumancia.

Es fácil encontrar en estas tierras al mayor de nuestros pájaros carpinteros, el “pito real”. Zorros y jabalíes, culebras de escalera y, por supuesto, ganado vacuno y cabrero son las especies de fauna más representativos.

Es uno de nuestros valores medioambiental mas importantes. Se trata de una laguna artificial de 20.000 m² creada a principios del siglo XX para el riego de prados y huertos. Hoy día se ha convertido en un pequeño ecosistema donde se puede observar la flora y fauna más característica de las zonas húmedas de la Sierra.

Nenúfares, lentejas y castañas de agua en sus orillas e interior se entremezclan con los fresnos, álamos, majuelos, servales, y rosales silvestres. Diferentes especies de aves como la focha de agua, el somormujo o el zampullín chico y anfibios como el sapo habitan su entorno.

La laguna cuenta con un observatorio de aves de madera para la identificación de las mismas.

Tiene además una isleta para asentamiento de nidos y una zona para la conservación de anfibios. También encontraremos un jardín de rocas, donde se han representado los distintos tipos de rocas que podemos encontrar en la sierra. Este jardín cuenta con unos paneles

interpretativos para la identificación de las distintas rocas y los relieves graníticos de la Sierra de la Cabrera.

Por un camino adaptado paralelo con la carretera M130 llegaremos a la Laguna del Salmoral.

Después de dar una vuelta por el pueblo y llegar al potro de herrar, pasando de un curioso huerto urbano, a lo largo de la senda podremos ver una atractiva panorámica del vecino pueblo de Montejo y su sierra.

Se puede disfrutar de un bosquete de melojos que rodean y marcan los linderos de estos prados de siega, de una alameda que sombrea la senda, limitada por los característicos muros de piedra entre fincas valladas.

Por este camino crecen ciruelos silvestres y boneteros formando atractivos setos verdes. Junto a fincas cultivadas con el agua de una reguera que discurre paralelo a la senda, se puede caminar bajo la sombra de los nogales.

Se realiza la ruta atravesando prados de siega para llegar a un bosquete de melojos.